La inteligencia humana se ha logrado medir mediante los test de IQ, es decir, de coeficiente intelectual. Por décadas, la precisión de estos test ha sido objeto de escrutinio. Sin embargo, se han presentado como una vía muy objetiva de estudiar las cualidades cognitivas de los seres humanos.
Hay diversos factores que tienen una incidencia sobre los resultados. Por eso, en este artículo trataremos la historia de estos test, los factores asociados en los dictámenes, y, discutiremos lo válidos que son frente a la inteligencia humana.
Se remonta a inicios del siglo XX, precisamente, cuando el psicólogo francés, Alfred Binet, estableció el primero con el objetivo de identificar a los infantes que requerían de ayuda en el ámbito educativo. Fue un trabajo pionero, cuya escala de medición marcó las bases para los primeros tests.
Este psicólogo tenía la creencia de la inteligencia era maleable, de modo que, el propósito de estos test era contribuir en la capacidad de desarrollo de los estudiantes a mediano plazo.
En la Primera Guerra Mundial, inspirados por el óptimo desempeño que tuvieron, se adaptaron para evaluar a los soldados y establecerles distintos roles en el ejército de Estados Unidos. Esto hizo que se usasen dentro de un sinfín de contextos, que incluyó la psicología clínica, la educación y la búsqueda de empleo.
Con el pasar del tiempo, estos tests fueron perfeccionándose para poder medir un caudal de capacidades cognitivas, tales como:
Muy a pesar de las mejoras que se han visto, las críticas se mantienen, especialmente en lo que respecta la precisión y la equidad, más aún cuando se han debido evaluar en distintos grupos demográficos.
La medición del IQ está orientada, principalmente, al aspecto cognitivo, tal como la memoria a corto plazo y el razonamiento lógico. Esto implica también, la capacidad de dar con la resolución de los problemas y la óptima comprensión de asuntos verbales.
Se conoce, directamente, la capacidad que tienen las personas para procesar la información y aplicar tales conocimientos dentro de nuevas situaciones. Pero, este tipo de tests no mide todos los tipos de inteligencia, como en el caso de la inteligencia emocional, que implica habilidades como interactuar efectivamente. También habilidades como la creatividad, se mantienen fuera de estas evaluaciones.
La efectividad está centrada en que pueden medirse ciertas habilidades cognitivas. Las personas que tienen fortaleza en el ámbito del razonamiento verbal o matemático adquieren resultados más favorables, que aquellos que tienen habilidades más artísticas.
Hay ciertos ámbitos que influyen de forma directa en los tests de IQ, entre los que podemos destacar los siguientes:
El entorno donde es realizado tiene incidencia en el resultado final. La iluminación, el ruido y la temperatura de la sala, sin contar con la comodidad del lugar, terminan haciendo que el rendimiento del individuo se vea afectado.
Tomemos como ejemplo las salas ruidosas o que están incorrectamente iluminadas. Esto puede generar ciertas distracciones, que terminarán haciendo que la capacidad de las personas, de enfocarse en ciertas preguntas del test, terminen siendo negativas.
Hay otro aspecto importante, y es el entorno social. Factores como la calidad de la educación recibida, el acceso a los recursos educativos, y el apoyo familiar, también pueden tener cierta influencia.
Aquellos que se desarrollan en entornos más privilegiados, que les dan mejores oportunidades de desenvolvimiento, adquieren resultados más óptimos en los tests de IQ.
Según una persona se sienta en el aspecto mental y emocional, al momento de hacer la prueba, tendrá un efecto directo sobre los resultados. La ansiedad y el estrés terminarán siendo negativos para el desempeño. La capacidad de concentración disminuirá, por ese motivo se pueden cometer errores.
Tener un correcto puntaje es la meta de muchas personas, y puede ser impuesto por uno mismo o a raíz de las expectativas de otros. Cuando se tiene temor al fracaso o una falta de confianza en las propias capacidades, se terminará generando un círculo vicioso de pensamientos negativos.
La depresión es una condición psicológica que también puede impactar negativamente. Los que la padecen tendrán dificultades para procesar información y tomar decisiones favorables.
La educación y la cultura son factores tienen influencia directa en el rendimiento de tales tests, ya que están elaborados tomando en consideración el estándar educativo y cultural, que puede no ser universal.
Las personas de distintos orígenes culturales, o bien, con diferentes niveles de acceso educativo tendrán que hacer frente a algunas desventajas cuando tengan que realizarlos.
Tomemos como referencia un test orientado al occidente, esto podría llevar a que, personas de otras culturas no puedan comprender el contexto de la información planteada. Y no significa que no sean inteligentes, sino es que no están familiarizados con la información que se les está planteando.
Hay muchas opiniones relativas a estos tests, y en este apartado procuramos tratar con mayor definición las principales.
Bien es cierto, estos tests son muy populares, hay un debate relacionado a si estos son representación de la verdadera inteligencia de las personas. Los mismos determinan habilidades cognitivas precisas, más dejan por fuera otras que son fundamentales, como la intuición.
Aparte de esto, la inteligencia es un concepto multifacético, que no se puede calcular a través de un solo número. Las personas poseen distintos tipos de inteligencia, y que un test pueda medirlas de forma precisa, es algo cuestionable.
Ambos conceptos son distintos, pero están asociados al termino ‘inteligencia’, y se complementan entre sí. La emocional es muy importante en la vida diaria, ya que nos permitirá tomar decisiones equilibradas, y suele ser crucial para el éxito, similar a las habilidades cognitivas, que es donde están centrados estos tests.
Este tipo de caso ha sido considerablemente documentado. Los hombres tienden a tener resultados muy diferentes, lo que activa la brecha de género sobre los resultados.
Asimismo, los afroamericanos e hispanos también adquieren resultados menores, en comparativa a los blancos, por lo que, se ha generado un debate sobre si estos tests están sesgados a nivel cultural.
Algunas personas poseen una predisposición genética a tener buenos resultados cognitivos, lo que suele darles cierta ventaja sobre los tests.
También, aquellos que han tenido un acceso más óptimo a medio educativos, se han visto muy favorecido, sea a través de una manera formal (como el caso del sistema educativo tradicional, de los colegios), como de manera informal (aplicado a las personas que se han educado a sí mismas mediante bibliotecas y otras vías).
La familiaridad con el formato del test también suele influir. Aquellos que han hecho estos tests anteriormente o se entrenaron en habilidades de resolución de problemas, presenta puntajes superiores, si lo comparamos con los que no tienen una familiaridad con el proceso.
De manera que, no solo se mide la inteligencia innata, sino también la experiencia previa y el nivel de preparación.
Hay una idea concebida de que tener un IQ alto asegura el éxito. Pero, en la vida real, todo es más complejo. No se puede negar que hay personas que tienen un alto coeficiente intelectual y han logrado un éxito significativo, a pesar de esto, también nos encontramos con personas con un IQ promedio que han logrado niveles más elevados de éxito, dentro de lo que se comprende de esto en el canon occidental.
A pesar de que estos test pueden ser un predictor de desarrollo en el ámbito académico, no lo es así en otros ámbitos de la vida. Hay factores, tales como la perseverancia, la motivación y la inteligencia emocional, que también ocupan un papel preciso dentro del éxito profesional y personal, pero no son evaluados mediante esta herramienta. Consideremos el test como una ecuación, y no debe ser visto como una medida exclusiva.
Es fundamental que también conozcas estos aspectos relacionados con dichos tests.
Nos brindan una idea precisa de nuestras cualidades a nivel cognitivo, especialmente en comparación a la población general. Aunque mide términos como resolución de problemas, se puede pensar de forma lógica y el procesamiento clave de la información.
Esta puntuación no nos define completamente. Hay ciertos aspectos que nos ayudarán a manejar las situaciones de la cotidianeidad y no están expresados en el mismo. No debemos basar nuestra autoestima ni las expectativas en los resultados brindados por esta puntuación. Recordemos que la inteligencia es un concepto demasiado amplio.
Las personas pueden aprender y adaptarse a lo largo de sus vidas. De modo que, el puntaje adquirido en la juventud, no es definitorio de las capacidades futuras. Esforzándose, siendo automotivados y con las oportunidades adecuadas, las personas podrán superar las limitaciones iniciales y lograrán avances significativos, sin importar su puntaje.
No pueden utilizarse como la única herramienta capaz de medir el potencial de una persona. Los resultados de este tipo de tests no capturan cada una de las habilidades que una persona puede llegar a poseer. El valor de estos tests debe ser considerado, en conjunto a otros factores, igual de necesarios.
El uso de tal medio ha ocasionado un sinfín de controversias, las cuales giran en torno a ciertos temas centrales, entre los cuales, agrupamos los siguientes:
Son muchos los críticos que han dejado en claro las deficiencias en la estandarización y construcción de las estadísticas de estas herramientas, dejando en claro su inadecuación, producto de la naturaleza multidimensional, cualitativa y no precisa de la inteligencia.
Aunque hemos explorado muchas áreas de este test, la forma más efectiva de comprender el valor, es experimentarlo de manera personal. El resultado solo será una parte del perfil cognitivo, de manera que puedas usar el puntaje como una herramienta de autoconocimiento, que no será definitoria.
¡Anímate a descubrir más, experimentando la maravilla de los test de IQ! Y esperamos que la información provista en este artículo te haya sido de utilidad para comprender su funcionamiento.
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